Al afirmar que la vida es explotación e injusticia, ¿no justifica Nietzsche los sistemas sociales de opresión y de desigualdad? ¿Cómo fundar sobre esos postulados una concepción de la justicia, del derecho y del orden social que guarde cierta coherencia o que no sea la justificación de prácticas inaceptables? Nietzsche reclama que su lector se quede rumiando y que no emita un juicio precipitado a partir de ciertas fórmulas tentadoras e inquietantes.